Nos qdaremos sin aliento
hasta donde nos lleve nuestro alimento
nuestra riada, desguace incierto d una imprudente regata
una muestra del talento q nos lleva al desconcierto
a la espera d un momento bendecido, prorrogado
acelerado y mal calculado, aderezado y desmesurado
q en una milésima d segundo es capturado
por un esquivo y despectivo colectivo amparado
algo abochornado y x fin desapercibido
calmado con el gesto d un elegante acechador bendecido
y sin mas aliado q el destino
como echado a su suerte en un andén poco agradecido
aconsejado y prevaricado, atardecido y disuadido
combinado al azar con la mente d un demente
q reste agradecido x la descripción q procede a su auge intermitente
de la decadencia de su mente
d la incoherencia de su frente
d la ira desmesurada d su baja fe indiferente
d su trayectoria impertinente
aunqe inevitabe ante sus razones inminentes.
Consagremos pues la intuición dl interrumpido y conmovido servidor
cuya única alternativa es admitir q solo existe su vida
q las ánimas q frecuenta nacen y mueren en su ausencia
q no hay vacío sin gloria
q la custodia d su alma no forma parte d su memoria
q se responsabiliza d la vigilia y en la vida convialida
el malfacer q sustituye en cada convocatoria
y x todo éllo requisado queda, aunque atrapado en su podrida rueda
q proclama, q reclama
q alimenta, q aumenta, q destruye...
pero no concluye
y consigue sostentar la angustia y la ternura
alternando con la locura, sorteando el azar
un azar q conjura una forma d amenazar
q con el fuego se relaja y en el calor encaja
q en la fuerza d los elementos basa sus mejores momentos
y alimenta en su memento con el placer d algún defecto
q reduce, q rebaja, cual locura y fornitura
cual desprecio q desquebraja, q se avinagra
acercando su semblanza a cualquier amanecer
sin valor, sin rubor, sin ceder
alentando el rojizo hacer hambriento
abstenido, malarrugado, castigado
absolutamente consternado
mas aun así perpetuado, acentuado y censurado
x todos aquellos cuyas tristes pasiones pasivas
hayan y hallarán hallado.